jueves, 28 de julio de 2016

Palenque, Yatxilán, Bonampak y la aldea Lacanjá Chansayab

Palenque, Yaxchilán, Bonampak y la aldea Lacanjá Chansayab.

El 23 de julio salimos de Campeche en bus público a las 11 de la mañana y llegamos a Palenque después de las 5 de la tarde. Una palicilla de viaje. El pueblo de Palenque es feo y destartalado, pero hay que venir aquí si quieres visitar sus ruinas mayas, las más importantes de Chiapas. Es fácil llegar a ellas en taxi colectivo y, si vas temprano, cuando aún no han llegado las hordas de turistas, son una maravilla para los ojos. Destaca el edificio del palacio con su torre, icono de este yacimiento arqueológico, y también el templo de las inscripciones, posiblemente el monumento funerario Maya más famoso por la enorme tumba que contiene y por sus paneles de estuco con relieves de personajes nobles. Hay que imaginarse todo esto pintado de color rojo sangre con los estucos en azul y amarillo. La verdad es que sobrecoge, aunque sin duda lo que le da ese aspecto mágico y especial es su enclave en medio del Parque Natural Palenque, o sea, en la selva, donde es fácil ver y escuchar a los monos aulladores y a los tucanes. 
Después de visitar las ruinas, nos dedicamos a intentar decidir y cerrar qué vamos a hacer mañana. De Palenque sale la llamada carretera fronteriza, que te conduce hasta Frontera Corozal, a orillas del río Usumacinta, frontera con Guatemala. Desde un principio, teníamos claro que entraríamos en Guatemala por este paso, cruzando el río en lancha, desde Frontera Corozal en México hasta La Técnica en Guatemala. Las dudas estaban en cómo organizarlo todo para visitar también dos yacimientos mayas que están muy cerca. Nos referimos a Yaxchilán y Bonampak. Está claro que todo se puede hacer por tu cuenta, pero tienes que tener bastante tiempo para esperar a que se llenen los colectivos y las lanchas si no quieres pagarlos al completo. Y contar también con que llevábamos todo el equipaje a cuestas. Y con que los zapatistas están aquí muy asentados y uno debe asegurarse de que no le coja la noche en la carretera. Así es que, después de mucho mirar y preguntar, decidimos coger un tour con una agencia turística que nos permitiera visitar los dos yacimientos, dormir cerca de la frontera y cruzarla al día siguiente continuando camino ya en Guatemala. Nuestro primer todo incluido, excepto las tasas de ayuda al pueblo indígena lacandón, que te cobra cada vez que accedes a una de sus comunidades, y los refrescos. 
El 24, a las seis de la mañana, emprendimos el viaje hacia Frontera Corozal parando a desayunar en el camino. Una vez allí, una lancha nos llevó río abajo durante cuarenta minutos hasta Yaxchilán, también a orillas del río Usumacinta. La visita no nos ha decepcionado nada, teníamos mucha ilusión en visitar este sitio y la verdad es que ha sido muy parecido a lo que habíamos imaginado: una ciudad maya en ruinas, medio comida por la selva, con un enclave espectacular, en medio de la jungla, el rugido de los monos saraguatos aulladores de fondo... Todo muy romántico. 
Vamos, que ya quisiera Indiana Jones...
Regresamos a Frontera Corozal remontando el río y, tras la comida, vamos a Bonampak, en la carretera fronteriza, famosa no tanto por sus edificios como por los frescos que conserva en el interior de alguno de ellos. Son algo único. Es verdad que algunos están muy deteriorados, sobre todo por la falta de cuidados en épocas pasadas, pero hay fragmentos de una gran belleza y con unos colores muy bien conservados. El día que se decidan a restaurarlos serán aún más impresionantes. Tras visitar Bonampak, nos llevan solo a nosotros -pues el resto del grupo regresa a Palenque- a Lacanjá Chansayab ("pequeño río que se seca") una aldea Maya en la selva Lacandona, cuyas familias gestionan campamentos con cabañas para los turistas, consiguiendo así una importante fuente de ingresos que alivie algo sus escasos recursos. Nos pareció una buena idea pasar aquí la noche, en un enclave indígena bastante real, sin espectáculos de danzas para guiris ni nada de eso. Está cerca de la frontera y favorece la autogestión de los indígenas fomentando un desarrollo turístico sostenible. Eso sí, a las once se va la luz. Así es que habrá que irse pronto a la cama o a mirar las estrellas. 








5 comentarios:

  1. Hasta hoy no me he sentado a leeros, no dejéis de narrarnos vuestra aventura y mostrarnos esas fotos llenas de color y alma, bueno y a Julio en bañador. Besos amigos

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  2. Hola, María!!! Aquí estamos, escribiendo cuando podemos. Gracias por leernos. Un abrazo!!!

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  3. Como me ?ha gustado esta etapa, tiene que haber sido espectacular, vivir esa experiencia os ha quitado totalmente el aire de turistas. Las fotos son preciosas.
    La narración transmite tanta emoción como, supongo, habréis sentido. Besos.

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  4. Madre mía , qué cantidad de andanzas para vuestro cuerpo serrano ����, tanto buenas , como regu . Las buenas disfrutadlas a tope, que las otras seguro se olvidan rápido ante tanta maravilla!!,!, Las fotos muy bonitas . Un besazo y hasta la siguiente .

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  5. Gracias, chicas. Es verdad que esta etapa ha sido muy especial. Esperemos vivir muchas más así de emocionantes y que sepamos transmitirlo. Un abrazo grande.

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