San Cristóbal de las Casas es una maravillosa puerta de entrada a México viniendo desde Guatemala. Parece que no hayas cambiado de país y que la frontera hubiera sido trazada de manera artificial o caprichosa en algún momento de la Historia, porque la población indígena y el modo de vida siguen siendo muy parecidos. San Cristóbal es un na interesante ciudad virreinal, con sus palacios renacentistas y barrocos, sus casas de fachadas de colores y tejas de barro, su zócalo rodeado de soportales y su catedral pintada de amarillo, que siempre se nos viene a la cabeza cuando paseamos por Sevilla y contemplamos sus iglesias. Con el tiempo, ha ido adquiriendo cierto aire cosmopolita, pues tiene cafés, calles peatonales por las que pasear y tiendas de artesanía. Pero su carácter especial se lo confiere la cantidad de población indígena-tzotziles, tzetzales, man, etc.- que baja diariamente al mercado que se monta junto a la preciosa iglesia de Santo Domingo. Seguimos, por tanto, con la misma explosión de color y multiculturalidad que hemos visto en Guatemala, aunque, eso sí, percibimos que en Chiapas los indígenas son, si cabe, aún más pobres y viven más apartados del mundo mestizo o ladino, más aislados.
Desde San Cristóbal hemos dedicado un día a visitar el cañón del Sumidero, un paseo en lancha por un paraje natural al que se accede desde Chiapa de Corzo y que permite contemplar unas paredes de piedra caliza de casi mil metros de altura que encajonan a un río caudaloso. El paisaje sería impresionante si no lo afeara la cantidad de basura que en algunos tramos acarrea el río. Bueno, es lo que hay.
Pero lo más alucinante, sin exagerar, que se puede hacer desde San Cristóbal es visitar San Juan Chamula, el núcleo de un conjunto de noventa mil indígenas chamulas que conforman una de las comunidades más cerradas y especiales que conocemos. Oí hablar por primera vez de los Chamulas gracias a mi profesor de Literatura Hispanoamericana, ya no recuerdo si fue en la carrera o en el doctorado, que me acercó a lo que podemos llamar literatura testimonial a través del relato de un Chamula publicado por el Fondo de Cultura Económica de México. Cuando vinimos en el 99 me pareció increíble que todo lo que había estudiado fuera real, exactamente igual a lo que había leído. No se trataba de una novela, la vida de esta gente era así, tal y como la contaba Juan Pérez Jolote en su relato. Y así sigue siendo. Hace diecisiete años que estuvimos y era igual. El pueblo ha cambiado solo en su fisonomía urbanística, todo lo demás es idéntico. ¿Os imagináis un pueblo a la distancia de Caceres como Malpartida o el Casar que tenga su propio sistema judicial, religioso, social y administrativo al margen de las leyes del Estado? Solo puede haber candidatos de un único partido y solo se permite pertenecer a la Iglesia Católica. En su bonita iglesia la imagen central del altar la ocupa San Juan Bautista, al que veneran como un dios, y Jesucristo está en un lateral, como alguien secundario. El único Sacramento que practican y respetan es el bautismo, son polígamos... Cuando entran en su iglesia, sin bancos, platican con algunos de los 44 santos que hay en la iglesia, arrodillados sobre el suelo cubierto de panocha de pino, que renuevan tres veces por semana para que no salga ardiendo con los centenares de velas encendidas. No faltan los médicos o chamanes que acompañan al enfermo, al lado de gallinas vivas a las que matan allí mismo para transmitirle la enfermedad del suplicante y que son luego enterradas para que el mal no regrese. El ambiente ahora estaba tenso, pues hace menos de un mes que los mismos chamulas mataron al alcalde y al teniente de alcalde porque los creían corruptos, y el crimen ni se va a investigar. Es tal y como lo contamos. Imposible hacer fotos, así es que echad mano de vuestra imaginación. Hace diecisiete años que estuvimos y era igual.
Hemos vuelto a hacer esta visita acompañados del mismo guía, Raúl, que conoce a la perfección esta sociedad y la defiende como algo que hay que preservar y a la que hay que dejar en paz, coincidiendo con la opinión vertida por juan Pablo II en su última visita a México. Raúl no tiene agencia. Espera a los turistas en la puerta de la catedral y allí mismo se organiza el viaje. Nos parecía increíble que siguiera haciendo lo mismo y de la misma manera, pero sí, a las nueve menos cuarto de la mañana, con diecisiete años más, como nosotros, allí estaba. En la vida de todos nosotros, marcada irremediablemente por la temporalidad y la caducidad de casi todo, resulta conmovedor que algunas cosas perduren.
Chiapas es el estado más pobre y olvidado de México, el que tiene, junto con Oaxaca, la mayor tasa de analfabetismo. Hay que visitarlo y contribuir en la medida de lo posible a su desarrollo. Aunque esté fuera de los circuitos turísticos, no lo olvidemos nosotros.
Qué artículo más fantástico y qué fotos.No llego a imaginar la carga tan rica de cultura y vivencias que estáis acumulando.Soy fan incondicional.Un abrazi grandisimo .
ResponderEliminarGracias, Lola, guapa. Da gusto tener amigas así, con las que compartir todas esas vivencias de las que hablas. Ya sabes que yo también soy fan incondicional tuya. Eso va por delante. Pero sí, el viaje hasta ahora está siendo riquísimo en conocimiento de otras culturas, de otras maneras de vivir. En el aspecto humano, tanto Guatemala como los estados que hemos visto del sur de México son fascinantes. Mañana 27 es nuestro último día en DF. Y el 28, a Colombia! Que vértigo! Un abrazo grande.
ResponderEliminares increible la forma d vida del.pueblo chamula...si yo me quedo perpleja, no me imagino como habrá sido vivirlo. muy bonita tu cara del 99..un recuerdo prwcioso ..un abrazo
ResponderEliminares increible la forma d vida del.pueblo chamula...si yo me quedo perpleja, no me imagino como habrá sido vivirlo. muy bonita tu cara del 99..un recuerdo prwcioso ..un abrazo
ResponderEliminarGracias, Gema. Sí que es impresionante. Y los estragos que hace el paso del tiempo, también, jjjjjj. Un abrazo.
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