sábado, 23 de julio de 2016

Tulum

Como las desventuras en el aeropuerto de Cancún nos llevaron su tiempo, no llegamos a Tulum hasta bien entrado el mediodía. Vinimos aquí más que nada por una cuestión sentimental, por los recuerdos que teníamos de cuando hicimos la Ruta Maya en el verano del 99 y porque la playa siempre es un buen plan para pasar un día de cumpleaños. Tulum ofrece un yacimiento arqueológico de segunda categoría porque sus edificios no son tan majestuosos como los de los yacimientos más importantes, pero tienen a cambio una ubicación inmejorable, en un acantilado con el mar a sus pies. Esta vez nos hemos saltado la visita a las ruinas, pero las hemos disfrutado desde la playa. En las fotos no se ven muy bien, pero están al fondo. Tiene, además, otro inconveniente: el pueblo está a 3 kilómetros de la playa, así es que tienes que pensarte bien dónde ubicarte. La primera vez que vinimos nos quedamos en unas cabañas en la playa y el pueblo ni lo tocamos. Esta vez, cuando buscábamos alojamiento, vimos esas mismas cabañas, que ahora ya tienen otro nombre, y resultaba que sobrepasaban nuestro presupuesto, así es que no nos quedó otra que alojarnos en el pueblo, en un hostel de mochileros con muy buen ambiente. Así es que resulta que, hace 17 años, cuando éramos mucho más jóvenes y viajábamos con un presupuesto más ajustado, pudimos quedarnos en la playa, mientras que ahora nos resulta caro, pues cualquier hotel en la playa, por sencillo que sea, se sale de nuestras posibilidades. Las paradojas que trae consigo el paso del tiempo y el progreso. De todas formas, el plan B estuvo muy bien: día de playa viendo las ruinas al fondo, con nuestras queridas cabañas del año 99 detrás y a la sombra de una palmera que compartimos con una familia de argentinos. Perfecto. Tulum pueblo ofrece, además, una ventaja importante, y es que allí están la mayoría de los servicios, restaurantes, bares, etc. Para celebrar mi cumpleaños cenamos en El Camello, un restaurante marisquería que fue en su día una antigua cofradía de pescadores. El ceviche de gambas estaba insuperable y el pescado a la plancha nos supo a gloria.
O sea que ya sabéis: si queréis venir a Tulum, hay que ahorrar un poquito para la playa o poner en marcha el plan B, que seguro que tampoco estará mal.





3 comentarios:

  1. Sí que es bonita, Jose, tanto como las que hemos visto en Cuba, porque no deja de ser el mismo Caribe. Animaos y un año de estos os venís con los peques de vacaciones. Llegar a Cancún es fácil y no es caro, y esto está al ladito. Besos para los cuatro.

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  2. ¡Hummm, qué rico me ha sabido ese ceviche de gambas! Ahora que ya llevo unos cuantos miles de kilómetros con vosotros y voy cogiendo confianza me atrevo a hacer una petición: ¡contadnos qué coméis en cada sitio, es lo único que nos falta para completar el el mosaico de sensaciones!

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